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jueves, 23 de noviembre de 2006

Extensiones






De la casi infinita gama de verdades que se me ocurren, podría yo elegir muchas cosas para contestarte. Y sin embargo la necesidad de ser juzgado por tus sentimientos como el mejor hombre de tu vida, censura el deslizamiento circular de mi bolígrafo cuando, a punto de escribirte, no ha elegido una oración o un verso que exprese con certeza el desbordado agradecimiento que me han hecho sentir tus palabras y tus citas. Mi éxtasis por tus deseos, que ya siento desprendidos del influjo caótico de tus vidas pasadas, me ocupa dentro del pecho el sitio que le correspondería a cualquier verdad.

Y me haces sentir paciente.

Como si me imaginara lo que pudiste haber sentido al escribirme, puedo sentir el calor que expele tu sexo liberado de prejuicios, y que sin perder su decencia y guardando para nuestra intimidad (distanciada mucho más del ahora por la prisa de tenernos) su instinto animal, idéntico al mío. Un lado de mí critica lo que ahora tengo elegido para escribirte, aunque ya mi censor se ha vuelto demasiado viejo, y ya ha dimitido de castigar con la misma fuerza que antes a mis iniciativas de lujuria. Y soy tan normal como cualquiera. Sí... Podría escribirlo ahora, sin censuras, mi crítico está ya muy cansado. Y gracias a que el tiempo ha honrado a tu corazón con una sabia virginidad, puedo renunciar de propia voluntad a las angustias que hace un tiempo navegaban por los causes de mi pensamiento. Es ahora que me llenan mis propias letras, y me duele muy poquito el haberme dado cuenta que no soy ni seré yo quien ha heredado la tarea de la métrica borgiana.

"Permanezco mirando la pantalla durante minutos sin omitir palabra mental para escribirte".

He aquí el secreto de una privilegiada literatura, que cita un sujeto sin artículo... y un predicado tan exquisito como el vientre que me espera. ¡Ah, mi amor!... He querido decir: Que me espera y que yo deseo ardiente por la ausencia que cada día pareciera más y más tirana... Y es entonces que mis imaginaciones subyugan a mi corazón bajo el deseo de una salvaje copulación. Y al extenderse cada línea de este escrito se extiende a la vez la pasión, que es destructora de las armonías. Y mis versos pertenecen a todo ese futuro onírico, únicamente tangible poque casi a toda hora oigo a tus gemidos atravesando de un solo salto la tierra que nos separa. Y presencio solitario el terrible privilegio de poder desearte tanto. Que me acompaña a todas partes.


¿Que detalles misteriosos nos tiene el Destino reservados? A medida que el amor ha pasado de ser gobernante a dictador de nuestro ahora, vamos descubriendo paso a paso (y únicamente a través de su ejercicio), aquellos secretos que, quién sabe el porqué, Dios se ha negado a revelarnos antes. Como si Su intención hubiera sido prepararnos con el sufrimiento y el error para el futuro irrefutable que nos toca. Pero que bien se siente saber tus puertas sin candado. Dejando atrás caminos largos y sinuosos, tus palabras me dan la bienvenida a una nueva vida... y a un nuevo futuro. Y qué gran calor incendia mis entrañas si sé que cada una de tus letras tiene al pie una dedicatoria con mi nombre. Y reemplaza por completo y por un tiempo a todos tus miedos del pasado, que no se fatigaron nunca de correr entre la selva artificial de tu mente.

Tantas cosas me quedan por decirte, vida mía. Por un momento renuncio a pretender que mis oraciones expresen cada gota de la verdad que va surcando las estrías de mis visualizaciones. Y se desplaza inatrapable de un lugar a otro, pues ha abusado de mí el deseo de tenerte. Y mientras respiro como un perro en celo, mi sexo busca inútilmente al tuyo entre mis piernas. Y experimento haber llegado al orgasmo femenino. O tal vez, me digo... esto sea la locura. Y descubro una magia nueva: Tus prosas y tus versos inspiraron a los míos. Ahora tus gramáticas, tienen algo de las mías.
Recuperé los alientos con un descansó y la lectura de la fantástica Ucbar. Otra vez releo tus líneas, y me cuestiono si la calidad de mis escritos era tan alta como yo pensaba hace un momento. Tus palabras, amor mío, son una ficción que siembra realidades en mi pecho y crecen hasta paladar que se ahoga por degustar el sabor de tu Ser.

Como te decía...

Mil impulsos me sugieren descripciones del presente. Los que no anote, harán llorar a mi niño de dolor que causa la indiferencia.

Como una maga de la tierra de los elfos, vos ya conociste en un mitológico espejo, donde se mira todo el presente en una sola imagen, lo que estuve a punto de recriminarte. Y con dulces palabras arrullaste mis dudas y quejidos. La perenne revelación de tus deseos, ha sosegado todas mis demandas y caprichos. Y aunque no acepto del todo la impiadosa lejanía que nos esta matando, me calmo con este dulzor que pareciera un oportuno nepente envolviendo a mi corazón en un escudo de palabras mágicas, para que no lo atinen nunca los dardos de venenosos que habían echado al aire y en mi contra mis costumbres anteriores. Aquellas que exigen tu presencia a toda prisa.


Torcalis 23 de Noviembre

1 comentario:

♥ Torcalis ♥ dijo...

Me quedo chiquita amor. Más adjetivos calificando lo exquisito que eres en las letras parecería redundancia; pero es que no resisto la tentación de decirtelos de nuevo.
mai... me enamoras. Eres un grandioso escritor.